Ricardo, un heladero de Huelva obligado a trabajar sin luz: «Sánchez y Montero aquí no entran»

Ricardo es el dueño de Helados Artesanos Ricardo, una heladería de Cartaya (Huelva) que tras más de 70 años de antigüedad ha tenido que cambiar sus rutinas debido al tarifazo eléctrico de Pedro Sánchez. OKDIARIO Andalucía ha ido a este negocio, situado en una céntrica calle del municipio onubense, para conocer a Ricardo de primera mano.

Esta pequeña heladería, que también hace las veces de tienda de ultramarinos, llama la atención en el centro de Cartaya por la oscuridad que, paradójicamente, hace que la tienda destaque. La razón de la tenebrosidad de su local: el precio de la luz. Ricardo nos cuenta que ahora trabaja de noche, apaga las luces y el aire acondicionado durante el día y ha tenido que prescindir de empleados. Todo para ahorrar ante el tarifazo de Sánchez.

«Lo de la energía ya no es que sea vergonzoso, es que yo me siento robado»

«Yo estoy trabajando como los murciélagos: de noche. Porque es la franja horaria más barata. Nosotros sin energía no podemos existir, el frío se produce a base de energía», argumenta Ricardo, que explica que su recibo de la luz ha subido un 47%. «Y te hablo de cifras de más de 1.000 euros mensuales. Si vendes, de puta madre, ¡viva la Pepa! Pero si no tienes ni para cubrir gastos…», señala.

«Lo de la energía ya no es que sea vergonzoso, es que yo me siento robado», continúa este heladero de Cartaya, que dice que, si Pedro Sánchez o Irene Montero intentaran entrar a su heladería, «no les dejaría pasar». «Y no es porque sean socialistas o porque yo pueda tener otro color. Tanto que miran a sus países celestes… Mi color preferido es el rojo, yo siempre he dicho que el color de la sangre es el rojo y el corazón está en la izquierda. Pero eso no quiere decir que no se emplee el sentido común», afirma.

«Lo que más me entristece es que la gente joven no se tire a la calle, porque es su futuro»

«¿El futuro del negocio? La esperanza no se pierde pero yo cada vez tengo menos. Yo creo que el año que viene muy poquitos vamos a poder quedar de pie. Esta deuda pública, este crack económico que se avecina, ¿quién lo paga? Pues seguirán subiéndonos la luz, la gasolina, el gasoil, el butano…», vaticina Ricardo, que admite que lo que más le entristece de todo esto es que «la gente joven no se tire a la calle, porque es su futuro».